semáforo rojo (en Argentina)
Publicado: Jue, 01 Sep 2011, 10:57
SEMAFORO ROJO - Tercer Tiempo - Publicó: www.tercertiemporugby.com.ar
El rugby tiene características muy especiales y el que no lo entiende no debe estar ni dentro ni fuera de los límites de una cancha.
Quien dirige un partido es un ser humano igual a todos, con conocimiento de las reglas de juego y que trata de aplicarlas según su leal saber y entender.
La copia de lo que se hace y manifiesta en otros deportes es muy mala, enrarece el ambiente en el que debe desenvolverse el rugby y al que entendemos las autoridades deben ponerle un semáforo rojo, para evitar su propagación.
Hemos visto a “madres o padres” sin ningún tipo de conocimiento de las reglas gritar desaforados contra el árbitro porque su “nene” sufrió un placaje contundente, pero absolutamente leal y legal. Esto ocurre en divisiones inferiores en donde se mezclan los que no saben nada, los que conocen un poco, los que saben las reglas y los infaltables “opinólogos” que tienen siempre un reglamento propio.
Pero nadie hace nada, con una ausencia de compromiso total. Los “dirigentes” prefieren mirar hacia otro lado, cuando algún hincha se las toma con el adversario de turno sin medir lo que se dice o canta.
Esto ocurre en todos lados y el que lo quiera negar es un hipócrita que no ve lo que no quiere ver, no escucha lo que no quiere escuchar y no actúa porque no tiene el valor de hacerlo.
Cuidado, los árbitros también contribuyen a este desmadre y no por lo que hacen dentro del campo de juego, sino por lo que no informan . Conocemos hechos de agresiones de palabras brutales, que no han sido informados con la excusa pueril de “nos conocemos todos” o “no quiero problemas” o “es un asunto conmigo” o tantas más. Así es imposible que los tribunales de disciplina actúen.
Las canchas también son las culpables. No por su cesped, su marcación o sus postes, sino por la carencia de lo mínimo exigible , como cerco perimetral, mesa de control o zona técnica. Y esto si se informa, pero los “dirigentes” prefieren la clásica mirada hacia otro lado, que enfrentarse con algún club. Que se las arregle el árbitro. Total a ellos poco les importa que habiendo escasas 50 personas o menos fuera de los límites de las canchas, la gran mayoría este al borde de las líneas de cal o aún dentro de ellas. Poco les importa que entrenadores desaforados ignoren a sabiendas las reglas y predispongan con sus gritos y cuestionamientos a los de adentro y afuera contra la autoridad del partido.
Si le hacemos preguntas sobre el reglamento, el 90% de los que están en las canchas (adentro y afuera), conoce poco y nada, pero parece no importarles. El problema es de los otros, no de ellos.
Es importante prender el semáforo rojo y cortar de cuajo todo este tipo de cosas, antes que sea demasiado tarde. No queremos que el rugby se parezca en nada a otros deportes, que son muy malos ejemplos.
El rugby tiene características muy especiales y el que no lo entiende no debe estar ni dentro ni fuera de los límites de una cancha.
Quien dirige un partido es un ser humano igual a todos, con conocimiento de las reglas de juego y que trata de aplicarlas según su leal saber y entender.
La copia de lo que se hace y manifiesta en otros deportes es muy mala, enrarece el ambiente en el que debe desenvolverse el rugby y al que entendemos las autoridades deben ponerle un semáforo rojo, para evitar su propagación.
Hemos visto a “madres o padres” sin ningún tipo de conocimiento de las reglas gritar desaforados contra el árbitro porque su “nene” sufrió un placaje contundente, pero absolutamente leal y legal. Esto ocurre en divisiones inferiores en donde se mezclan los que no saben nada, los que conocen un poco, los que saben las reglas y los infaltables “opinólogos” que tienen siempre un reglamento propio.
Pero nadie hace nada, con una ausencia de compromiso total. Los “dirigentes” prefieren mirar hacia otro lado, cuando algún hincha se las toma con el adversario de turno sin medir lo que se dice o canta.
Esto ocurre en todos lados y el que lo quiera negar es un hipócrita que no ve lo que no quiere ver, no escucha lo que no quiere escuchar y no actúa porque no tiene el valor de hacerlo.
Cuidado, los árbitros también contribuyen a este desmadre y no por lo que hacen dentro del campo de juego, sino por lo que no informan . Conocemos hechos de agresiones de palabras brutales, que no han sido informados con la excusa pueril de “nos conocemos todos” o “no quiero problemas” o “es un asunto conmigo” o tantas más. Así es imposible que los tribunales de disciplina actúen.
Las canchas también son las culpables. No por su cesped, su marcación o sus postes, sino por la carencia de lo mínimo exigible , como cerco perimetral, mesa de control o zona técnica. Y esto si se informa, pero los “dirigentes” prefieren la clásica mirada hacia otro lado, que enfrentarse con algún club. Que se las arregle el árbitro. Total a ellos poco les importa que habiendo escasas 50 personas o menos fuera de los límites de las canchas, la gran mayoría este al borde de las líneas de cal o aún dentro de ellas. Poco les importa que entrenadores desaforados ignoren a sabiendas las reglas y predispongan con sus gritos y cuestionamientos a los de adentro y afuera contra la autoridad del partido.
Si le hacemos preguntas sobre el reglamento, el 90% de los que están en las canchas (adentro y afuera), conoce poco y nada, pero parece no importarles. El problema es de los otros, no de ellos.
Es importante prender el semáforo rojo y cortar de cuajo todo este tipo de cosas, antes que sea demasiado tarde. No queremos que el rugby se parezca en nada a otros deportes, que son muy malos ejemplos.