Cronica del Les Abelles-CRC, sacada de su foro:
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LES ABELLES LO DEJAN ESCAPAR
Un CRC en inferioridad empata sobre la bocina
Veintidós es un número entrañable para los aficionados al rugby. El CRC se lo lleva en el acta con enorme contento. Incluso siendo la primera vez (desde que ambos se encontraron en DH) que no pudo doblegar a Les Abelles, no es para menos: en los últimos cinco minutos y con un expulsado, los amarillos pasaron de defender una melé en sus 5 metros y poder perder el bonus defensivo, a lograr el empate a 22.
Duelo de descendidos en el Río, con escuadras venidas a menos, para adaptarse a la división y la circunstancia económica. Aún así, los dos apuntan a pelear por volver a la máxima categoría. Le falta mucho a Les Abelles para parecerse a lo que Ozu espera. Comunicación, entendimiento, claridad de ideas, seguridad. La idea de equipo es buena. ¿Mimbres?. Los hay, aunque no sobren.
En los primeros veinte minutos, los locales fueron en dirección opuesta a la planeada. Tentaron la suerte arbitral, y Manolo Chicharro los castigó repetidamente, “aplicando directrices”. Con una grada encendida (a excepción del clásico sector pro-CRC), el pie del rumano Manole Dorin ponía en franquicia al CRC (0-9, minutos 7, 10 y 14). Poggi encajaba los saques a la línea lateral, ganando metros. Les Abelles eran más fuertes en melé, y a la primera ocasión a cinco metros consiguen un ensayo de castigo transformado por Lucas Poggi, cargando la primera amarilla a Torres. El palo izquierdo impedía que Ibanescu adelantara a los locales poco después, pero en el 31' volvían a ensayar los valencianos por medio del ala Esteban Calvo. Afloraba la sensación de confianza en los locales.
En el 35' Dorin devolvía las tablas a 12, y nadie lograría romperlas antes del descanso, aunque hubo oportunidades de color rumano. Dorin cometió su único error en el más sencillo de sus intentos, dos minutos después. Al filo del medio tiempo, jugada polémica reclamada por los locales. Un fallón Ibanescu marra una patada asequible desde la 22, pero el astuto Staerkle la caza dentro de la zona de marca. Según Chicharro (todavía en la ubicación del golpe), el diabillo Kevin la posó más allá de la línea de fondo.
Reaparecieron Les Abelles con mejor aire, dominando el primer cuarto de hora hasta ponerse al fin por delante gracias a un golpe pasado por Poggi (15-12, min.55). Un renqueante Cornei dejaba su puesto a Bocha en el 48'. La presión local provocó la amarilla del segunda madrileño Blanco y la expulsión de Torres, poco antes de que Jorge Parra hiciera el tercero local. Con Montórfano asegurando el lanzamiento corto de touche, era cuestión de trabajar maul y ruck. Sin la chispa de Cornei, los mejores offloads eran de Ramia y Catanzaro. La defensa amarilla, contundente como siempre, forzaba a buscar alternativas a un equipo local todavía en construcción. Y eso que el irlandés Brandon leía bien el partido, pero los locales no encontraban la velocidad de Healy o Montórfano, optando por un juego al pie no siempre entendido por la parroquia local, acostumbrada a otro tipo de rugby.
Les Abelles se imponían por 22-12 a falta de veinte minutos. El posterior saque de centro no pasaba la línea de 10. Se sentían dominadores, con el partido a favor. Craso error. El CRC no estaba derrotado. Sacaron el orgullo los madrileños, partiendo de un golpe sacado precipitadamente por Les Abelles casi en la 22 visitante. Desde esa pérdida de balón, y la expulsión de Gómez de Membrillera, Molina anotaba el único ensayo del CRC, cómo no convertido por Dorin (22-19, 67'). Ahí tomaron la iniciativa Moreno y el capitán Canosa, con ganas de dar la vuelta al tanteador. Flojeó la primera cortina defensiva abejorra y hubieron de ser los chavales Catanzaro y Staerkle quienes se hincharan a placar. Mención especial para el último, ídolo de la afición: dejó seco de un tackle al gigante polaco Przybyszewsi, 30 centímetros más grande que él. Poggi e Ibanescu se equivocaron en algunas patadas pero, de todas formas, el maul local formado a raíz de una sucesión de golpes y touches, parecía caminar hacia el ensayo del bonus. Quizá no debieron pedir melé en la última penalidad a cinco, en medio de la calentura entre primeras líneas. Con uno más y un pack rival descompuesto, no era descabellado; pero Salazar tiró de oficio y sacó el golpe a favor. La situación se reprodujo en medio campo, tras avant de un CRC a la desesperada. Golpe franco que deriva en otro de castigo, sirviendo una sencilla igualada al pie del pateador amarillo. Entre el bonus ofensivo al empate con un rival directo, median cinco puntos: los tres perdidos y los dos que pesca el contrario. No supieron amarrar el partido Les Abelles ante su bestia negra... todavía es pronto para pensar en la importancia de esos puntos. Con toda la liga por delante, hay otras preocupaciones