Entrevista a un crack " Oscar Astarloa "
Publicado: Sab, 30 May 2009, 22:10
RUGBY, OSCAR ASTARLOA, JUGADOR DE ORDIZIA Y KORSARIOAK
«Algún día contaré a mis nietos que jugué un Mundial y no me creerán»
El elorriotarra es una leyenda de nuestro rugby, con un palmarésque incluye un Mundial y ocho años jugando en Francia,
dos de ellos en la máxima categoría
«Algún día contaré a mis nietos que jugué un Mundial y no me creerán»
«Las iniciativas de la Liga Superibérica y de Korsarioak van a hacer crecer nuestro rugby»
«En Ordizia hay una gran afición, pero estas temporadas hemos sufrido mucho»
Disputó con España el Mundial de 1999, jugó en Murrayfield, donde batió con la selección la plusmarca de placajes en
un Campeonato del Mundo. Oskar Astarloa (1974, Elorrio) forma hoy parte de Ampo Ordizia y Korsarioak.
- ¿Quién le iba a decir a usted que competiría al más alto nivel cuando comenzó su carrera en Elorrio?
- Era impensable. Empecé en Elorrio con quince años, se apuntaron al equipo varios de la cuadrilla y muchos les seguimos por inercia, como suele pasar. Pronto me subieron al equipo senior y fui convocado con Euskadi y con España. Llamé la atención del Xerox Getxo y con 19 años debuté en División de Honor. No noté demasiados cambios en lo físico, pero sí en lo relativo al dinamismo del juego.
-
Un Euskarians-Irlanda del Norte disputado en Anoeta le cambió la vida.
- Sí, fueron a verlo técnicos franceses. Jugué la segunda parte y debí de hacerlo bien porque querían llevarme a la liga francesa. Hablaron conmigo técnicos de Biarritz y Aviron. Los primeros me ofrecían jugar directamente en Top 16, hoy conocido como Top 14. Me asesoró el donostiarra Alfonso Feijóo, que sabía francés. La oferta de Aviron era mejor, me pagaban los desplazamientos. Me decanté por Baiona porque era recomendable comenzar primero en Segunda División. No me lo pensé dos veces, andaba muy fuerte y fiché por Aviron...
- Fue su primer periplo con el hoy entrenador de Korsarioak, Jean Philippe Bidart.
- Sí, fue el entrenador de Aviron en dos de mis primeros tres años. Jugamos play offs de ascenso pero no conseguimos subir. Al tercer año fiché por San Juan de Luz, de tercera categoría, de nuevo a las órdenes de Bidart. Empecé directamente como capitán. De nuevo se trató una experiencia muy bonita aunque también nos quedamos a las puertas del ascenso...
- Y cerró su etapa francesa por todo lo alto, en el Top 14.
- Sí, el Aviron ascendió y me ficharon. Primero firmé un contrato amateur. Necesitaba jugar seis partidos para que mi contrato se tornara en profesional. Lo conseguí pese a problemas físicos puntuales, pero el Aviron cambió de técnico al año siguiente, pese a que logramos el objetivo de la salvación. No contaban conmigo, la gente me animaba y no me hundí, pero decidi volver a Euskadi.
- Se hizo famoso por jugar con un caso con la Ikurriña.
- Solía protegerme de los golpes. Un día, el entrenador de la tres cuartos, que tenía una tienda, me dijo: 'Mira lo que me han traído', y se lo quité de las manos. Después, Serge Betsen -tercera internacional de Biarritz- llevó uno igual.
- Desde su vuelta, ha militado tres campañas en el Ampo Ordizia. ¿Qué tal la experiencia?
- Muy bien, tenemos una gran afición, pero hemos sufrido mucho estas temporadas.
- Su presidente nos contaba recientemente que tienen previsto recortar las fichas foráneas.
- Muchas veces piensas que los de fuera te van a dar un plus, y al final frenas a los de casa, que acaban marchándose.
- Nos hemos saltado su momento cumbre en el rugby. En 1999 usted tomó parte en el Mundial, el único al que ha acudido España.
- Algún día se lo contaré a mis nietos y no me creerán. Entré en la selección de rebote. El donostiarra Alfonso Feijóo, seleccionador, me había seguido en los autonómicos con Euskadi. Jugamos en Escocia, en un ambiente que no se puede explicar con palabras. Una décima parte de lo que vemos en el Seis Naciones. Recuerdo que la policía nos abría camino desde el hotel al estadio para no parar ni en los semáforos. Debutamos en Glasgow contra Uruguay, y después jugamos en Murrayfield contra Suráfrica y Escocia. Ante los africanos, batimos la plusmarca de placajes en un partido de un Mundial y tuvimos opción de ponernos por delante en un golpe de castigo, aunque caímos 47-3. Sólo por aquello ha merecido la pena jugar al rugby. Dos años después jugué el Mundial de seven en Mar de Plata (Argentina). Le ganamos a Escocia en Madrid y a Inglaterra. Un error puntual ante Japón nos apartó de disputar la Copa de Oro.
- Y ahora Korsarioak, ¿qué le parece la Liga Superibérica?
- Un proyecto muy interesante. El equipo es el grueso de la selección de Euskadi que se acaba de proclamar campeona de España. Vuelvo a coincidir con Bidart. Esta iniciativa va a hacer crecer nuestro rugby, y está llamando la atención incluso al otro lado de la frontera. Tenemos en la mano el billete a la final four, estamos entrenando fuerte, tengo interés por saber hasta dónde podemos llegar.
«Algún día contaré a mis nietos que jugué un Mundial y no me creerán»
El elorriotarra es una leyenda de nuestro rugby, con un palmarésque incluye un Mundial y ocho años jugando en Francia,
dos de ellos en la máxima categoría
«Algún día contaré a mis nietos que jugué un Mundial y no me creerán»
«Las iniciativas de la Liga Superibérica y de Korsarioak van a hacer crecer nuestro rugby»
«En Ordizia hay una gran afición, pero estas temporadas hemos sufrido mucho»
Disputó con España el Mundial de 1999, jugó en Murrayfield, donde batió con la selección la plusmarca de placajes en
un Campeonato del Mundo. Oskar Astarloa (1974, Elorrio) forma hoy parte de Ampo Ordizia y Korsarioak.
- ¿Quién le iba a decir a usted que competiría al más alto nivel cuando comenzó su carrera en Elorrio?
- Era impensable. Empecé en Elorrio con quince años, se apuntaron al equipo varios de la cuadrilla y muchos les seguimos por inercia, como suele pasar. Pronto me subieron al equipo senior y fui convocado con Euskadi y con España. Llamé la atención del Xerox Getxo y con 19 años debuté en División de Honor. No noté demasiados cambios en lo físico, pero sí en lo relativo al dinamismo del juego.
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Un Euskarians-Irlanda del Norte disputado en Anoeta le cambió la vida.
- Sí, fueron a verlo técnicos franceses. Jugué la segunda parte y debí de hacerlo bien porque querían llevarme a la liga francesa. Hablaron conmigo técnicos de Biarritz y Aviron. Los primeros me ofrecían jugar directamente en Top 16, hoy conocido como Top 14. Me asesoró el donostiarra Alfonso Feijóo, que sabía francés. La oferta de Aviron era mejor, me pagaban los desplazamientos. Me decanté por Baiona porque era recomendable comenzar primero en Segunda División. No me lo pensé dos veces, andaba muy fuerte y fiché por Aviron...
- Fue su primer periplo con el hoy entrenador de Korsarioak, Jean Philippe Bidart.
- Sí, fue el entrenador de Aviron en dos de mis primeros tres años. Jugamos play offs de ascenso pero no conseguimos subir. Al tercer año fiché por San Juan de Luz, de tercera categoría, de nuevo a las órdenes de Bidart. Empecé directamente como capitán. De nuevo se trató una experiencia muy bonita aunque también nos quedamos a las puertas del ascenso...
- Y cerró su etapa francesa por todo lo alto, en el Top 14.
- Sí, el Aviron ascendió y me ficharon. Primero firmé un contrato amateur. Necesitaba jugar seis partidos para que mi contrato se tornara en profesional. Lo conseguí pese a problemas físicos puntuales, pero el Aviron cambió de técnico al año siguiente, pese a que logramos el objetivo de la salvación. No contaban conmigo, la gente me animaba y no me hundí, pero decidi volver a Euskadi.
- Se hizo famoso por jugar con un caso con la Ikurriña.
- Solía protegerme de los golpes. Un día, el entrenador de la tres cuartos, que tenía una tienda, me dijo: 'Mira lo que me han traído', y se lo quité de las manos. Después, Serge Betsen -tercera internacional de Biarritz- llevó uno igual.
- Desde su vuelta, ha militado tres campañas en el Ampo Ordizia. ¿Qué tal la experiencia?
- Muy bien, tenemos una gran afición, pero hemos sufrido mucho estas temporadas.
- Su presidente nos contaba recientemente que tienen previsto recortar las fichas foráneas.
- Muchas veces piensas que los de fuera te van a dar un plus, y al final frenas a los de casa, que acaban marchándose.
- Nos hemos saltado su momento cumbre en el rugby. En 1999 usted tomó parte en el Mundial, el único al que ha acudido España.
- Algún día se lo contaré a mis nietos y no me creerán. Entré en la selección de rebote. El donostiarra Alfonso Feijóo, seleccionador, me había seguido en los autonómicos con Euskadi. Jugamos en Escocia, en un ambiente que no se puede explicar con palabras. Una décima parte de lo que vemos en el Seis Naciones. Recuerdo que la policía nos abría camino desde el hotel al estadio para no parar ni en los semáforos. Debutamos en Glasgow contra Uruguay, y después jugamos en Murrayfield contra Suráfrica y Escocia. Ante los africanos, batimos la plusmarca de placajes en un partido de un Mundial y tuvimos opción de ponernos por delante en un golpe de castigo, aunque caímos 47-3. Sólo por aquello ha merecido la pena jugar al rugby. Dos años después jugué el Mundial de seven en Mar de Plata (Argentina). Le ganamos a Escocia en Madrid y a Inglaterra. Un error puntual ante Japón nos apartó de disputar la Copa de Oro.
- Y ahora Korsarioak, ¿qué le parece la Liga Superibérica?
- Un proyecto muy interesante. El equipo es el grueso de la selección de Euskadi que se acaba de proclamar campeona de España. Vuelvo a coincidir con Bidart. Esta iniciativa va a hacer crecer nuestro rugby, y está llamando la atención incluso al otro lado de la frontera. Tenemos en la mano el billete a la final four, estamos entrenando fuerte, tengo interés por saber hasta dónde podemos llegar.