El indomable carácter galés

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Quiropráctico samoano
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El indomable carácter galés

Mensaje por Quiropráctico samoano »

Dejo por aquí un interesante artículo sobre la primera gran selección y leyenda galesa:



La primera gran estrella que dio el rugby galés se llamaba Arthur Gould, un fabuloso jugador procedente del Newport que durante casi un siglo tuvo algunos de los récords de anotación con el "XV del Dragón". Pero al margen de sus logros deportivos su nombre figura en la historia de rugby por el tremendo cisma que se organizó cuando su país decidió honrarle con un partido homenaje.

El caso de la familia Gould resulta excepcional en la historia no solo del rugby sino del deporte en general. Arthur y sus cinco hermanos formaron parte en algún momento de sus vidas de Newport hasta el punto que durante los 29 primeros años de vida del histórico conjunto del sur de Gales (fundado en 1874) siempre hubo un Gould en sus alineaciones. Tres de ellos llegaron a jugar con la selección galesa aunque ninguno alcanzó el peso y la trascendencia de Arthur.

Dotado de unas notables condiciones físicas, que le permitieron también destacar en el atletismo, Arthur Gould se estrenó con el primer equipo del Newport con solo diecisiete años. Sucedió por casualidad en octubre de 1882. El joven zaguero iba de camino a su casa cuando se encontró a uno de los responsables del primer equipo junto a la casa de uno de los componentes de la primera plantilla. Estaba impaciente. La curiosidad de Gould le llevó a pasar un par de veces por delante hasta que se atrevió a preguntarle qué hacía allí. Le explicó que estaba esperando a que uno de los jugadores regresase de un entierro para llegar a tiempo de jugar en el campo del Weston. Y como pasaba el tiempo y seguía sin llegar, se llevó a Gould y convenció a los técnicos de que había llegado el momento de hacer debutar a aquel muchacho del que tanto se hablaba en el club. Y no tardó en demostrar su personalidad, su facilidad para correr y que trató de explotar en su primer partido aunque eso le supusiese soportar los constantes gritos de su capitán que le reclamaba que se dejase de carreras y patease.

Desde ese momento comenzó una carrera extraordinaria que le llevó a defender durante dieciséis temporadas consecutivas la camiseta del Newport, equipo en el que aún posee el récord de ensayos (159). La selección galesa fue el siguiente peldaño que subió y no tardó en hacerlo. En 1985, con veinte años, se estrenó con una victoria sobre Inglaterra. Fue un pequeño adelanto de lo que vendría después. De su mano el "XV del Dragón" ganó su primera Triple Corona y el Newport alcanzó alguna de las mejores temporadas de su historia. Con Gales jugaría casi una treintena de partidos y alcanzaría récords que no serían superados hasta casi un siglo después.

Pero tal vez lo más curioso de la carrera de Arthur Gould sucedió en el momento de su retirada. Tenía poco más de treinta años cuando en 1896 decidió que había llegado el momento de decir adiós. Trabajaba como contratista público, viajaba por todo el mundo de manera constante y en ocasiones le costaba compaginar el calendario de las competiciones con el laboral. Townsend Collins, periodista del "South Wales Argus", planteó la posibilidad de que los aficionados y el rugby galés rindieran un tributo a quien sin ninguna duda era la primera gran estrella que había dado ese país. La idea fue recibida con verdadero entusiasmo y un empresario de Newport comenzó la organización del partido, que llevaba pareja una colecta entre los seguidores que pagaban un chelín por asistir al encuentro o simplemente por contribuir a la causa abierta a favor de Gould. En pocos días la cifra superaba de forma holgada las quinientas libras, una prueba del amor incondicional que los seguidores sentían por el jugador. Entonces intervino la IRFB (la Federación Internacional, creada solo diez años antes) que sostenía que el partido iba contra una de las máximas del rugby, la condición de deporte amateur que impedía a cualquier jugador recibir dinero a cambio de su desempeño. Si Gales seguía adelante con el partido y la colecta se enfrentaban a la posibilidad de ser fuertemente sancionados. El argumento que estos defendieron es que no se trataba de ningún pago sino de un tributo que los aficionados galeses rendían a quien era un símbolo, un héroe, una leyenda.

La IRFB decidió que como mucho, los galeses podían premiar a Gould con un regalo (plato, trofeo, jarra?.) que no excediese las cien libras y que el resto del dinero fuese destinado a obras de caridad. Tras días de intensas negociaciones, la Federación Galesa cedió a las pretensiones de la Internacional, lo que a ojos de buena parte de los aficionados fue visto como una concesión a los ingleses que eran los que dominaban en aquel momento el organismo que marcaba el camino que seguiría el rugby.

El partido definitivamente no se jugó, pero los galeses aún no habían dicho su última palabra. En 1897 la Federación envió una carta a la IRFB dándose de baja, al tiempo que encontraron la manera de compensar a Gould por los servicios prestados y por la agitación vivida en aquel tiempo. El presidente, John Llewellyn se presentó ante él y le hizo entrega de las escrituras de su casa. La Federación Galesa le había comprado con aquel dinero recaudado chelín a chelín el lugar en el que estaba viviendo a cambio de un alquiler. Gales se quedó un año entero sin jugar partidos internacionales hasta que en 1898 la IRFB les readmitió con la condición de que Gould no volviese a jugar con el "XV del Dragón". El capitán de la selección aceptó el trato sin rechistar y se dedicó a vivir de su trabajo como contratista y a disfrutar de la fama que arrastraba entre sus vecinos. Murió de forma repentina cuando solo tenía 54 años