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Re: RUGBY AÑEJO ESPAÑOL: ESPAÑA VS GALES EN EL CENTRAL 1994 3ª PARTE

Publicado: Mar, 27 Oct 2009, 15:32
por rexman
Y La tercera parte del reportaje del partido....

http://conhdeblog.blogspot.com/2009/10/ ... na-vs.html

y para los que no se acuerden del articulo completo de Phil Blakeway  aqui lo teneis:

Fue un mes de mayo lluvioso. Lo cual prometía una ventaja más para los visitantes. Y no eran precisamente unos indocumentados, así que había que apretar los dientes y conjurarse, por más que por aquel entonces (eran los tiempos del rugby amateur, aunque en algunas latitudes ya se hablara de shameteurs) el Central estuvieran más habituado a visitas de entorchado anglosajón. Pero es que los visitantes penaban culpas de tres años antes.

Una penitencia justa que pasaba por Lisboa y Madrid. Y todo por haberse dejado despachar por unos feroces samoanos y en su santuario. Claro es, se trataba del País de Gales, esa pequeña nación de cánticos y de verdes valles en el Sur y ventosas colinas en el Norte, de lanudas ovejas y de mineros. O eso dice el tópico, porque las minas cerraron, las ovejas emigraron a Nueva Zelanda, y de lo único que tenemos constancia que sobreviva son los cánticos y el rugby, que no es sino la otra manera de decir "Gales".

Volvamos, sin embargo, a nuestra jornada. Decía que penaban los galeses por la Península Ibérica y que un miércoles 17 de mayo habían laminado a nuestros vecinos lusitanos por 11 a 102, así que la ilusión de recibir al Dragón se veía ensombrecida por el papelón que esperaba al cauto León, porque ya se sabe que los ibéricos han mantenido casi siempre un nivel similar, con lapsos de ventaja alternativos a uno y otro lado del Guadiana. Así que, tras el paseo lisboeta y en día más adecuado para el noble juego que nos ocupa, eran esperadas alborozadas y pletóricas multitudes en las grads del Central. Como así resultó aquel 21 de mayo de 1994, en que contra viento y lluvia, unas decenas de miles de aficionados de toda España y parte del extranjero (a fe mía, que ese día conocí a John Paul Rendall y a Jeff Probyn, preclaros e insignes primeras líneas de Inglaterra con hoja de servicios impoluta) se dieron cita en la Ciudad Universitaria de Madrid.


La prensa especializada de las Islas Británicas había venido siguiendo los prolegómenos del partido entre divertida e interesada, pues era la primera vez en la joven historia de las Copas del Mundo en que uno de los grandes pasaba por el calvario de las fases previas. En cualquier caso lo venían juzgando como preparación para las giras del verano y semiasueto después del V Naciones y se prometían alineaciones innovadoras y prueba de jugadores, aunque los arquitectos "Chupao" Gutiérrez, "Gero" Hernández-Gil, el liceísta Jorge Gutiérrez, el entonces segundo de la selección, Santiago Santos, y el bien conocido Bryce Bevin, entonces seleccionador de España, advirtieran que no, que aquello iba en serio.

Así lo recogía la edición del Rugby World de mayo de ese año, con fotos del Central, al que calificaba de "digno de un Segunda División inglés", y confusión genial al pie de una foto en la que junto a Santos figuraban el más alto dirigente federativo, homónimo del también bigotudo pero feliz y funcionarial habitante de Ferraz que anida en aquella Casa desde la Restauración canovista y que sólo se sirve a sí mismo, a quien tomaban por Presidente de nuestra bienamada FER.

Y tenían razón los españoles, porque los galeses habían exhibido su artillería pesada en Lisboa, y en Madrid no iba a ser menos, que el equipo de 1994 era mucho mejor que el que fracasó en 1991, de modo que jugaron con Andy Clement como zaguero, Ieuan Evans (capitán) y Nigel Walker como alas; Mark Hall y Nigel Davies como centros; Neill Jenkins y Rupert Moon como medios; Rickie Evans, Garin Jenkins y John Davies en la primera línea; Peter Arnold y Gareth Llewellyn en la segunda línea; Emir Lewis, Scott Quinnell y Mark Perego en la tercera línea, además de Anthony Copsey que sustituyó a Lewis en el minuto 40): exactamente el equipo del V Naciones de ese ejercicio.

El resultado ya lo sabíamos todos, sólo se trataba de saber por cuánto, de unir a la fiesta de contemplar a los epígonos del Gales de la Edad de Oro, el prurito de la especialidad hispánica: la resistencia numantina.

El resultado es lo de menos, ya lo verán en el vídeo adjunto o buscando en la red, lo notable es que los españoles dieron la talla: José Miguel Villau y Saul Espina, del Universitario de Sevilla, Fernando de la Calle y el malogrado José Ángel Hermosilla, "queseros", los gechotarras Jonadad Díez, Jon Azkargorta, Unai Aurrekoetxea, Oscar Solano y  Jon Etxeverría, Pablo Martín, Javier López Martín, Alejandro Miño y Javier Torres Morote, del Monte Ciencias, Francisco Puertas, entonces en el Aviron Bayonnaise, Alberto Malo de Santboi, el que fue amablemente invitado a volver al vestuario a ajustar sus tacos según cuenta la leyenda y todos vimos y no volvió al campo hasta el minuto cinco de juego, Javilón Aguiar, del Liceo Francés, Alvar Enciso y "Pirulo" Álvarez, "chamizos",  "Chupao" Gutiérrez y "Gero" Hernández-Gil, de la Escuela y el bilbaíno Ignacio de Lázaro.

Todos ellos a las órdenes del neozelandés Bevyn, quien pleno de confianza fue visto la noche anterior en un animado expendedor de zumos de cebada conocido en la capital del Reino como "The Quiet Man" (en la calle Valverde para ser exactos), y Santiago Santos, el que fuera talonador del XV español. Y fue toda una sorpresa, porque un equipo parecido había recibido una soberana tunda en febrero de ese año en Elche, frente a Emerging England.

Así que aunque encajamos tres ensayos del mago Ieuan Evans, uno de Scott Quinnell, uno de Garin Jenkins y otro de Nigel Walker, junto con cinco transformaciones de Jenkins y tres golpes del mismo apertura, hubo partido. La misma revista inglesa precisaba en su número de julio: "Los españoles nos plantaron cara con inusitada dureza, y se mantuvieron así durante gran parte del partido, así que los puntos que obtuvimos nos alegraron enormemente", en palabras de su entrenador Alan Davies. O como dijo JPR Williams, a quien también conocí ese día, permítanme que lo diga, "...'twas a real rugby match" lo que no es poco en boca de tal personaje, y créanme que no fue cortesía británica.