A poco que alguien me conozca sabe que el rugby me gusta. No me se mucho de jugadas, bastante tengo con que el balón pase y trato de no meter la pata, cosa que no siempre consigo. Es síntoma de que una cosa te gusta cuando te desplazas dos días a la semana a otra ciudad a entrenar, aunque no hagas muchos progresos -porque llegados a una edad, a no ser que seas lo que se llama un 'natural' para los deportes, poco progresas- me divierte. Además, tengo el honor de llamar 'amigos' a muchos de mis compañeros.
Esta historia que voy a contar, por lo tanto, es la mía. Desde mi óptica, desde mi punto de vista. El año pasado jugué con el UCAM - que, desgraciadamente, ocupa este hilo-. Para ese equipo hice lo que hice dentro del campo, lo que pude, y fuera del campo, lo que supe. Desde diseñar carteles hasta tratar de motivar a los jugadores del segundo equipo. Tuve mis conversaciones con el entrenador por ese motivo y al final, demasiado al final, llegamos a un entendimiento.
Una semana, sabiendo que el entrenador no contaba conmigo porque ya tenía su bloque del primer equipo formado, me fuí a Madrid. Era Viernes. El Sábado por la mañana me llama la mujer del presidente,
Margarita Gomez de Ramón, a la sazón y todavía Delegada de la FER en Murcia y me dice con su característica voz que le falta gente. '
Marga, estoy en Madrid'. ¿Y no te puedes venir a Barcelona?, me pregunta ella.
'Bueno, si no encuentras a gente me voy'. El UCAM Murcia de visita era un equipo muy justito ... Hablo con ella el Sábado por la tarde y me insiste
'Ven'. Me saco el billete en el trenhotel, de mi bolsillo, claro, y me voy. A la mañana siguiente llego a Barcelona, cojo el cercanías a Casteldefells, llego al hotel, me doy una ducha, desayuno y me monto en el autobús con el equipo. Me cambio
y me paso los ochenta minutos del partido sentado en el banquillo. Nos volvemos y fin de la aventura.
No jugué un minuto. Tampoco me importó. Había decidido hacerlo, como se dice, gratis et amore, porque en un momento determinado alguien del club -no el entrenador- había decidido que eso era bueno para el club y que el club lo necesitaba. Hice otra semejante, no igual, el año anterior -Murcia, Madrid, Barcelona- para no jugar tampoco. De nuevo, punto pelota. Era mi compromiso, trato de mantener mi palabra siempre que me es posible y trato de hacer todo lo posible por mantener mi palabra.
Algún mes mas tarde al partido de Sitges apareció el famoso 'margaveteya'. Y yo le dije que le dijera las cosas a la cara a Marga, y en cierta manera -ironías de la vida- la defendí, cosa que ella me agradeció. Estábamos en vísperas de una promoción, que luego no ganamos. El verano me lo pasé pensando que me tiraba más, si estar con el UCAM cuando todos mis amigos se iban al XV, el nuevo equipo que habían formado, o seguir ahí. Decidí cambiar, hablé con ella y me dijo que en mi caso la carta de libertad iba de gratis, pues
gracias y ahí queda la cosa.
Margarita Gómez de Ramón, con quien intenté y casi conseguí tener una relación amable tras mi marcha del UCAM -cuando ya no era posible tenerme como jugador y
cuando ella creyó que ya no contaba con mis servicios en las funciones que previamente había desarrollado, pero más que nada porque no preguntó- ha decidido tomarme como rehén en una disputa, negándome la carta de libertad para jugar con mis amigos en el XV. Irónicamente, me siento como un Kaká cualquiera, mas que nada porque ya lo he dicho, soy un jugador muy malo - '
un manta' me llamó mi capitán en pleno fárrago en el último partido de seven-.
Margarita Gomez de Ramón ha decidido retener la carta de libertad por las afirmaciones vertidas en este hilo contra su persona, afirmaciones que yo no he realizado
Lo grave es que no lo ha hecho conmigo, que tira que te va, sino que lo ha hecho, además, con un bloque de jugadores a los que les prometió la libertad y que han hecho por ella cosas que dejan mi historia como una mera anécdota ...
y ninguno de ellos es 'margaveteya' tampoco.
Las historias que cada uno de estos jugadores tiene son de todos los colores -desde viajes a horas intempestivas a construcción de belieres, desde dirección de entrenamientos a servicios para el club de profesionales totalmente gratis- .
Rugby amateur en estado puro de una generación de jugadores que han hecho al Murcia Rugby ascender y volver a ascender cuando estaba descendido, que han defendido, sudado y se han sacrificado por la camiseta mucho más de lo que les exigía el cumplimiento del deber, participando en el éxito del club y en sus cargas -que cargas hay muchas, no sólo las económicas-.
¿Qué opciones me quedan?. Seguir jugando al rugby,
por supuesto, seguir entrenando,
claro. Seguir con mis amigos,
evidentemente. ¿Seguir mejorando? Se intentará, ya digo que soy un jugador con gran proyección
. Sin embargo, l
a libertad, como dijo alguien por aquí,
es mucho más que una carta,
pero quien retiene de manera infantil esa carta, faltando a su palabra de darla, no puede decir luego que ama el rugby.